Historia del arte del Guadamecí Omeya
Cuando la civilización islámica se instaló en la península de ibérica, alcanzó su máximo esplendor en la ciudad de Córdoba que llegó a ser el centro cultural de Occidente.
La conquista de Al-Andalus se produjo sin gran resistencia por parte de la población autóctona. Y las tierras andaluzas pasaron a constituir una parte del imperio musulmán introduciendo en ellas sus factores culturales propios.
Es en aquellos tiempos, cuando en la península ibérica había una manera muy peculiar de trabajar el cuero, sobre la cual la cultura árabe puso su aliento de gracia y de finura, el regusto del dibujo y el placer del color.
Y es en aquellos tiempos, cuando la más bella adaptación del cuero a la decoración exterior es la empleada en paneles de piel de carnero ferreteados, dorados y policromados. Esas suntuosas obras de arte fueron designadas con el nombre de guadamecies. El guadamecí consiste en una piel de carnero curtida y más tarde dorada, policromada y ferreteada.
Fue en la ciudad de Córdoba donde pronto este arte suntuario adquiere un carácter propio que le hizo ser la pieza más preciada y favorita en las decoraciones de todo el mundo. Marcando a esta ciudad como una sociedad donde el califato logra sus mayores logors artísticos tradicionales orientales.
“El guadamecí por su belleza y por su valor artístico ocupa el puesto de honor en los museos de todo el mundo y constituyen fastuosos regalos reales.”